Hoy desde el cielo caen tus lagrimas,
esas que tantas veces derramaste por mi,
y que acompañaban a todo buen consejo que yo no quería seguir,
esas que derramas cuando me veías torcerme del buen camino
y sentías que ya no iba a regresar.
Siento que en esta soledad desde el cielo me vienes a acompañar,
con un poco de esas gotas de agua que a tus lagrimas me hacen recordar,
y que son el aliento para mi alma que ya nada la puede consolar,
hecho te menos tus palabras y tantos buenos consejos que me solías dar,
y pienso con gran tristeza que triste que a mi lado ya no estas.
Hoy en el recuerdo te quiero decir,
que cada una de esas lagrimas no ha sido en vano,
ya que tus consejos no han quedado en el olvido
y tus palabras perduran en mi a lo largo de estos años,
junto con tu cariño sincero y tu gran amor.
Ojala que allá donde estés,
mires hacia abajo y en mi puedas ver,
ese hijo que tanto amaste y ayudaste a la vez,
y que con el paso del tiempo ha llegado a comprender,
que quien pierde una madre pierde parte de su ser.
Susana Martín Rodriguez
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