Déjame morirme,
aya a la orilla del río,
donde cantan las golondrinas y
hacen nido los armiños,
allá donde vive el silencio
acompañado de misterio,
en ese lugar que escapan en la
noche mis sueños,
y
transitan por mi mente en el día tantos de mis recuerdos.
Ese pequeño lugar en el que vive
escondida mi alma,
y que alberga encadenados tantos
de mis recuerdos ,
ese que es tan parte de mi, que
ya no se si es así o yo soy parte de el,
déjame regresar al tiempo en el
que fui feliz,
a esos años de inocencia en los
que allí crecí
esos que la vida me arrebato y
que tal vez así pueda revivir.
Susana Martín Rodríguez
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