
Dios, un día
quiso darte vida,
y sin saber porqué,
te la arrebató.
Nunca olvidaré la agonía de ese día,
en el que tu te me morías.
Se murió tu cuerpo,
pero no tu alma,
ni tu recuerdo.
Llorando repetía: “No te vayas vida mía”
no aún………no todavía.
Te llevaste contigo toda el alma mía,
mis palabras no escuchaste
y te fuiste.
Como podré odiarte
por haberme dejado,
si aún pienso en amarte,
como cuando estabas a mi lado.
Susana Martín
No hay comentarios:
Publicar un comentario